Para calmarte le dijiste a Juan que le preguntase al maestro quien era el traidor. Todo fue muy rápido y ni tu ni nadie entendió, solo vieron a un Judas demudado salir.
Yo no se si Judas violo que Jesús hizo con el pan y el vio, pero tu si. Tú comiste de su mano y no entendiste la gravedad de sus palabras. No entendiste que el cumplimiento de esa profecía llenaría tu vida y sacaría tu sed hasta el fin de los tiempos.
Ahora tu cabeza gira. En medio de la confusión te alcanzaste a agarrar de una piedrecita, te asiste de ti mismo
Nuevas palabras de animo te tranquilizaron “Les estoy dando un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ámense tal como yo los amé. Todo el mundo se va a dar cuenta de que ustedes son mis seguidores si se aman los unos a los otros”
¿Escuchaste Pedro?, el amor debe ser tu roca, el amor debe ser tu base, pues donde existe el amor no hay temor, pues Dios mismo es Amor. Y en ese momento era lo que más necesitaban tu y tus compañeros, especialmente frente a lo que estaba a punto de declarar tu maestro:
"Todos ustedes perderán la fe en mí
Satanás ha pedido probarlos a ustedes como un campesino separa la paja de los granos de trigo.
¡Simón, Simón escucha! He orado para que no pierdas tu fe. Cuando vuelvas a mí, ayuda a tus hermanos a ser más fuertes"
Con todo seguiste confiando en ti mismo. "¡Hasta estoy dispuesto a morir por ti!", dijiste.
Y quizás tú esparciste esta confianza a tus compañeros.
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